REI - ETIQUETA - 礼




Queremos empezar nuestros escritos con un artículo del maestro Pau-Ramon, sobre la etiqueta en las artes marciales.



La etiqueta es uno de los preceptos del código del samurai, síntesis de normas de conducta y preceptos filosóficos que con el paso del tiempo se denominaría Bushidô (la vía del guerrero). El Bushidô bebe de diferentes fuentes, el Shintoismo (religión propia del Japón), el Budismo y la filosofía de Confucio (Kon Fu Tse). De este último se puede decir que ha transcendido a la cultura marcial y por extensión a toda la cultura japonesa el concepto de la etiqueta.
"La perfecta virtud consiste en el olvido de uno mismo y en la solemne observación de las reglas de la etiqueta. Si una persona pudiese olvidarse un día de sus intereses egoístas y respetar y cumplir exactamente las normas de etiqueta, todo el mundo diría de él que es un ejemplo vivo de la virtud perfecta", dijo Confucio a sus seguidores sobre la etiqueta y ha influido de tal forma que en el Japón tradicional todo es arte y ceremonia de la cortesía: en la comida, en el trabajo, en el arte, en el lenguaje, etc. Pero la cortesía es una etiqueta sincera, no una hipocresía envuelta con sedas, con el último propósito de quedar bien, para conseguir algo a cambio. La etiqueta social para los japoneses está dirigida a todos aquellos que les circundan, cortesía a las personas, a la naturaleza, a los instrumentos cotidianos, etc.
Igualmente, el japonés estaba instruido en una conducta social concreta: cómo ha de inclinarse al encontrarse con otras personas, cómo se debe caminar o sentarse, cómo hablar a un igual, superior o inferior. La forma de sentarse en la mesa se eleva a la categoría de ciencia. Pero lo que importa es entender la educación moral que comporta la observación estricta de la cortesía. La etiqueta tiene como objetivo favorecer la virtud moral de la humildad al tratar a los otros con el respeto que se les debe.
Las artes marciales tradicionales han desarrollado su concepto de la etiqueta y continúan insistiendo en esta idea, aquellas que han sobrevivido hasta nuestra época, subrayando la importancia, en el entreno físico y mental; esta práctica mental consiste en construir el carácter, la dignidad y la personalidad.
Desde tiempos antiguos la ceremonia ha tenido un papel importante en todos los estudios y las acciones de los samurai. La etiqueta y la cortesía en las artes marciales fueron creadas en unas épocas históricas llenas de conflictos bélicos, por lo que los gestos sobrios estaban ideados para poder estar alerta en cualquier instante. Sobre este aspecto destacaremos la escuela Ogasawara ryû, escuela tradicional especializada en la práctica del Kyudô y en el estudio de la etiqueta marcial en general y en particular en la etiqueta imperial (los conocimientos necesarios para poder relacionarse correctamente en la corte imperial).


Esta escuela tiene como principio: "La finalidad de toda etiqueta es la de cultivar el espíritu de tal manera que, ni el rufián más grosero pueda atreverse a atacarnos". Con estas palabras la escuela Ogasawara ryû indica que sentarse de una forma incorrecta, con total abandono, tanto físico como espiritual, comporta una incapacidad para estar atento y para reaccionar rápidamente en cualquier momento y ante cualquier incidente.


Si el samurai, atendiendo a los preceptos de la etiqueta, incluso cuando estaba sentado, mantenía en cuerpo en tal orden y armonía, daba la imagen de estar totalmente atento y dispuesto ante cualquier evento, frente esta postura el enemigo se encontraba en la duda de cómo atacar, pues no encontraba el menor resquicio en la concentración de la mente.La etiqueta es la manifestación visible de un comportamiento social que permite a las personas sentirse unidas y solidarias los unos con los otros. En el Dôjô es importante la etiqueta con el fin de evitar las fricciones posibles y realizar la práctica con armonía. En el Dôjô, tanto durante la práctica como cuando no se practica, todos han de sentarse con corrección y cortesía, no se puede estar sentado o tumbado como si se estuviese en la playa, no se puede hablar en voz alta y/o de temas no relacionados con la practica marcial.




Autor: Maestro Pau-Ramon. Publicado en la revista El Budoka, Abril 2005

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